Elecciones 2025: el gran desafío es revertir la apatía ciudadana

La participación en las elecciones en provincias fue un 10% menos que en 2021. Desencanto y problemas cotidianos alejan a la gente de la política. las campañas se concentran más en fortalecer los núcleos intensos propios que en tratar de construir mayorías. Por Leonardo Herreros

General05/07/2025FabioFabio
URNA

La fuerte baja en la participación de los ciudadanos en las últimas elecciones provinciales plantea un fuerte desafío a los partidos y candidatos que participarán de los próximos comicios legislativos de octubre, al tiempo que podrían condicionar la campañas electorales y tener efectos duraderos en las próximas gestiones, donde “administrar las minorías intensas” puede ser más productivo que buscar alcanzar consensos mayoritarios.

Las recientes elecciones en Formosa y Santa Fe confirmaron el panorama que se viene dibujando desde principios de años, cuando arrancó el ciclo electoral en las provincias. En Santa Fe, dnde se elegía a 19 intendentes y se renovaban 65 concejos deliberantes la asistencia a las urnas fue calculada en apenas un 46,5% del padrón.

En tanto, Formosa eligió a 30 convencionales constituyentes para iniciar el proceso de reforma constitucional provincial, y 15 diputados provinciales titulares, la mitad de la Legislatura, y ocho suplentes. Además, los ciudadanos votaron a 62 concejales en 27 municipios. Aquí concurrió el 65,8% del electorado, una cifra mayor pero por debajo de los niveles históricos de la provincia gobernada por el peronista Gildo Insfrán.

No es un fenómeno aislado. En las sesis elecciones provinciales realizadas en Chaco, San Luis, Jujuy y Salta la participación estuo en promedio diez puntos por debajo de una elección similar en 2021.

El Centro de Investigación para la Calidad Democrática (CICAD) señaló hace poco en un informe que el porcentaje de participación en elecciones de todo tipo viene cayendo entre 5 y 10 puntos cada diez años desde el retorno democrático en 1983. De mantenerse la tendencia histórica, será común ver elecciones que se definen con el 60/65% de concurrencia, agrega.

Las razones de esta tendencias son varias.

Para el consultor político Carlos Fara, “de lo universal a lo particular, creo que lo que hay que tener en cuenta varios factores. Primero, hay una cierta fatiga democrática o cívica a nivel mundial, de la cual obviamente nosotros no estamos excluidos. Segundo, creo que efectivamente influye el tema de ir a votar más de una vez (ya la gente venía manifestándose muy fastidiada a con tener que votar en las Paso, las generales…) y me parece que esto de las elecciones adelantadas no ayuda. Y tercero, la gente hoy está con la cabeza totalmente en sus temas personales, en su primer metro cuadrado, y le cuesta pensar en una política que está cada vez más fragmentada y confusa: qué hace el radicalismo, qué define el peronismo a partir del arresto de Cristina, el PRO, la Coalición Cívica… Hay un clima de época en donde está instalado el concepto de que cada uno se las arregla como puede, sin contar con el Estado, lo que plantea interrogantes sobre el sistema político. Hoy no luce necesario involucrarse en la política, la pregunta que muchos se hacen es ¿para qué voy a votar si las cosas no cambian?”, señala.

Una reciente encuesta de la consultora Zuban Córdoba parece abonar esta hipótesis. Consultados por las razones para ir a votar, el estudio concluye que “el voto, que históricamente funcionó como herramienta de participación y canalización del conflicto social, empieza a ser percibido por una parte del electorado con escepticismo o incluso como un acto irrelevante”.

Según la encuesta, la falta de confianza en los partidos y candidatos aparece como el principal factor desmotivador para ir a votar (25%) seguido por la desconfianza en el sistema electoral (17,7%) y la sensación de que el voto no genera cambios (17,5%).

El voto, que históricamente funcionó como una herramienta de participación y un canal para el conflicto social, empieza a ser percibido como un acto poco relevante».

Informe de la consultora Zuban Córdoba, junio 2025

El estudio agrega que “un dato no menor es el cansancio por la cantidad de elecciones a lo largo del año, que aparece en el cuarto lugar (11,8%) se intensifica entre jóvenes de 16 a 30 años, para quienes ocupa el tercer lugar, con el 17,7%” agrega.

Un 43% de los encuestados sostiene que el 43% considera a la certeza de que su voto “genere un cambio” como el principal factor que puede motivarlo para concurrir a las urnas.

Por su parte, el politólogo e integrante de CICAD, Facundo Cruz, matiza con que la tendencia no es lineal, sino que desde el retorno democrático ha habido ciclos ascendentes como en 1983 y 2011 y descendentes (en los 90 y pos 2001).

Por eso, concluye que esta tendencia actual “es una cuestión de oferta política. Entre el 55 y el 60% de los consultados dice que se siente motivado para ir a votar cuando tiene confianza en los candidatos que presenta no cuando siente que su voto puede cambiar algo de la realidad. De la misma manera, la desmotivación viene por el lado de sentir que su voto no cambia algo en la realidad o bien que no tiene confianza en los candidatos”, sostiene.

Agregó que “aún quedan por celebrarse un par de elecciones provinciales, sobre todo la de la provincia de Buenos Aires y 24 elecciones nacionales para diputados nacionales y ocho para senadores nacionales y eso nos va a terminar de confirmar si lo que estamos viendo ahora es una foto particular de un momento singular o parte un largometraje que muestra un proceso político mucho más profundo que, volviendo al punto anterior, requiera atención inmediata” concluye.

Razones para el optimismo

Por su parte, Dolores Gandulfo, directora del Observatorio Electoral de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe, destacó sobre la encuesta que, aunque la ciudadanía está descontenta con los candidatos y con los partidos políticos la preferencia a favor del voto obligatorio sea mayoritaria porque “muestra la voluntad de participación de la ciudadanía”.
También advirtió que “cuando hablamos de obligatoriedad tenemos que pensar respecto de los incentivos. En el sondeo se plantea que claramente las sanciones económicas no representan un incentivo a las y los encuestados y eso tiene que haber con que efectivamente en la Argentina la sanción económica por la no concurrencia a votar es de entre 1.000 y 2.000 pesos”.

Finalmente destacó que “esa idea de que la política es una herramienta transformadora de la realidad, me parece que es auspicioso verlo en estos datos, en un contexto donde sabemos que elección tras elección la participación electoral viene decreciendo”, concluyó.

“En un escenario fragmentado, se busca la porción más grande”

Un tema es cómo podría afectar estedesgano de cierta parte del electorado, que la mayoría de los encuestadores identifica con los votantes de “centro”, moderados o “antigrieta”. Para Carlos Fara, esto podría signficar, por un lado dificultades de las encuestas preelectorales para establecer proyecciones y escenarios. Y por otra parte, si la asistencia se reduce a los más politizados o radicalizados, no habría incentivos para moderar los discursos y posturas.

Si la asistencia se reduce a los más politizados o radicalizados, no hay incentivos para moderar discursos y posturas. Y de buscar consensos al asumir el cargo luego.

Carlos Fara, consultor político

“Si quienes van a votar finalmente sólo son los nucleos duros de cada fuerza, si el votante independiente o más despolitizado tiende a quedarse en la casa, entonces tus campañas ya no tienen tanto que ver con captar a ese independiente, hay un incentivo a construir minorías nítidas, que es un poco lo que lo que la libertad avanza tiene desde la elección del 2023. De ir muy fuerte a un determinado núcleo y olvidarse del resto, para no diluir la solidez o nitidez del del mensaje, sin pretender construir mayorías. En un escenario fragmentado, se busca cosntruir el fragmento más grande”, agrega este analista.

La consecuencias de estas estrategia podría verse negativamente después, ya que no habría incentivos para generar consenso una vez electos. “¿Para qué consensuar y moderarse si la campaña no me comprometió a ello?” se preguntó el analista.

R.N.

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